PANRADICALISMO, FILORADICALISMO Y SUPRARADICALISMO

* Por Horacio Minotti

Cuando Elisa Carrió, explica el acuerdo con Gerardo Morales diciendo que “Alfonsín me lo pidió”, en realidad lo que está haciendo es una interpretación restrictiva e intencionada de la propuesta del viejo líder, el advenimiento, como opción de poder, de un panradicalismo. Es decir la totalidad de los radicales, nacidos y salidos del seno del partido, que por diversos conflictos que no vienen al caso, no están momentaneamente en él.
La diferencia de interpretación entre lo propuesto por Don Raúl y lo expresado por Carrió, radica en los momentos y la generosidad de cada uno. Alfonsín quiere otra vez un radicalismo como opción de poder, superando los resentimientos y las mezquindades propias de personalismos sin destino. Ahí otra explicación del ex presidente: “sigan ideas, no personas”, formando parte del mismo esquema de pensamiento.
Carrió y Morales no apuntan a un panradicalismo en serio, sino mas bien a una alianza que les permita a cada uno mantener su actitud refractaria con parte de lo que debería ser ese panradicalismo, y sobrevivir de todas formas.
Morales y Carrió no quieren a Julio Cobos dentro de ese panradicalismo por distintos motivos, y la forma de frenar el avance del vicepresidente es uniéndose. Carrió explota de furia al ver las encuestas: desde hace años predica oposición a cuanto gobierno haya existido y sus experiencias electorales no fueron precisamente exitosas, y ahora surge un Cobos referente social, con setenta por ciento de imagen positiva y siente perder protagonismo, en lugar de unir fuerzas en pos de recuperar posibilidades electorales.
Morales por su parte, ve como se le diluye el pequeño partido en el que había convertido a la UCR para manejarlo a su antojo.
Un panradicalismo real, la verdadera idea de Raúl Alfonsín, incluye tanto a Carrió, como a Morales, como a Cobos y a Ricardo Lopez Murphy, y a unos cuantos otros, hayan tomado el camino que hayan tomado, mientras no haya sido el del delito. Un panradicalismo real, supera los nombres de los dirigentes aún cuando se potencie con ellos, y eso es intolerable para la Carrió de estos días, porque un panradicalismo no es personalista.
Esa fue la idea de Alfonsín, no una alianza precaria de dirigentes con poco vuelo. Un panradicalismo puede agregar filoradicalismo como el socialismo y otras fuerzas semejantes, pero solo después de establecerse el conglomerado de radicales dispersos como una fuerza conjunta, sólida y artículada como núcleo central, ahí si podrán formarse alianzas adicionales y tal vez observemos el nacimiento de un supraradicalismo.
Parece hoy difícil que los mezquinos intereses de los dirigentes de estos días queden a un lado para alcanzar esa fabulosa opción. Carrió se quiere demasiado a si misma, Morales quiere demasiado a sus intereses y Cobos...¿y si Cobos le pide una audiencia a Carrió?. Sería rebajarse, es el vicepresidente ¿y que?, ¿no esta la patria y el futuro de por medio?, ¿se negaría Carrió a recibirlo a Cobos?, bueno así podría quedar totalmente al descubierto su mezquindad o en definitiva si pudieran hablar, ella podría taparnos la boca a unos cuantos que no le creemos nada. Al vicepresidente le sumaría mas de lo que le restaría, en definitiva estaría dando una muestra de lo que la sociedad pide, que los intereses colectivos primen sobre los personales.
Con dirigentes generosos, habrá panradicalismo y luego podrá haber supraradicalismo y se dibujará por fin una opción de poder real republicana y democrática, capaz de enfrentar sin vacilaciones las versiones autoritarias de la política argentina. Pero un panradicalismo no es sin este o sin aquél, pan es totalidad, eso quiso decir Alfonsín, creo.