
*Por Horacio Minotti
Llilita Carrió suele comunicarse con entidades superiores reservadas a elegidos y privadas al resto de los mortales. Recibe revelaciones divinas casi a diario, y nos guía por el desierto como Moises al pueblo hebreo. Pero cuando se trata de escuchar mortales, no lo hace o lo hace mal. Uno no podría creer que tan elevada personalidad mienta descaradamente sobre los dichos de un líder político y social como Raúl Alfonsín fíandose de que no habrá desmentida por su endeble estado de salud.
Uno no podría creer eso. Aún cuando todos los que convivimos con la política de cerca a diario sabemos que el acuerdo entre Gerardo Morales y la reveladora ex diputada estaba cerrado desde hace algo mas de seis meses y que solo se anunció ayer porque a algún estratega se le ocurrió que "era el momento", no se puede pensar que Lilita nos haya mentido.
Lo que es seguro es que se equivocó, escuchó mal, que el haber expresado a todos los medios que la alianza con Morales era por pedido de Alfonsín entre sollozos lastimeros, no fue una puesta en escena ridícula y atroz a la vez, sino tan solo fruto de un error. El mismo error que desnuda el propio Alfonsín, quien aún en su fragilidad, supo poner blanco sobre negro: el no le pidió nada a Carrió y menos una alianza con Morales, y esta en franco desacuerdo con la misma.
Es que todo esto es payasesco. El senador jujeño ofrece una alianza cuando el partido no ha dirimido internas, y una vez mas, no respeta las autonomías de los distritos y la realidad del radicalismo como partido federal. Por otro lado resulta por lo menos incoherente la alianza en términos territoriales. Margarita Stolbizer es la pata de la Coalición Cívica en la Provincia de Buenos Aires, y Leopoldo Moreau y Federico Storani, quienes dominan a la UCR en el mismo distrito. ¿Son aliados, en definitiva son lo mismo, Stolbizer y Moreau?.Morales ofrece una alianza a Carrió con un partido que no controla, e intenta suprimir una vez mas la democracia interna. LLevó al radicalismo a encolumnarse detrás de un candidato kirchnerista hace menos de un año, Roberto Lavagna, que encima era acusado por Carrió de ser oficialista y haber sido mandado por Kirchner a dividir el voto opositor. Si esto fue así Morales era connivente con Lavagna en la maniobra, pero ahora Carrió y Morales están juntos, renovando la alianza que ya tuvieron también el año pasado en la Ciudad cuando llevaron al peronista Jorge Telerman como candidato a Jefe de Gobierno, el mismo que ahora será candidato por el kirchnerismo.
¿Serán Carrió y Morales kirchneristas en definitiva?. Será cuestión de preguntar por Jujuy si Morales es aliado de Eduardo Fellner, ex gobernador K y actual presidente de la Cámara de Diputados K, algunos estiman que la respuesta revelará una proximidad importante. ¿O serán radicales de Moreau, Storani y Jesús Rodriguez?, porque con ellos deberán conformar las listas en la próximas elecciones. ¿O serán duhaldistas? porque Carrió lleva consigo a Alfonso Prat Gay, presidente del Banco Central de Duhalde, y a Enrique Olivera, presidente del Banco Nación del mismo cacique bonaerense.
Demasiado poco clara esta la política Argentina, demasiado debajo de la alfombra, demasiada confusión que a veces parece intencionada para complicar la decisión del ciudadano.
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